POR QUÉ HUSO?
Huso: ¿Qué somos si no hiladores de historias que se hilan en la rueca de la imaginación?. “Hilanderas, filandones, fiadeiros, tejedores, tejidos, textiles, textos, hilos, renglones…”
¿CUÁLES SON SUS OBJETIVOS Y SUS LÍNEAS EDITORIALES?
Difundir la excelencia de la escritura de autores de todos los continentes y lenguas, a partir de la premisa de que esas obras conecten con los temas que rigen nuestro presente.
– La literatura escrita por mujeres, creadoras a las que el tiempo y las circunstancias de la historia han desterrado injustamente del panorama editorial. Los escritores visionarios o excéntricos a su época, cuyas obras han influido en el surgimiento de importantes movimientos artísticos, estéticos y literarios. Autores valorados en sus respectivos países, con amplia obra publicada y significativos reconocimientos, que por diversas razones son desconocidos en el panorama editorial español. Rarezas literarias que permitan a los lectores conocer otras facetas de esos autores.
– Clásicos cuidadosamente elegidos, ya se trate en castellano o traducidos, siempre y cuando tengan un nexo con nuestra realidad sociocultural.
Y todo esto desde novedosos y elegantes conceptos editorial y gráfico a fin de acercarnos al lector que más nos interesa, el lector inquieto.
El libro que usted tiene en sus manos apreciable lector es un acto descarado de rebeldía hacia los actos de no pensar, no denunciar la injusticia de discriminación hacia los niños que no cuentan con educación ni con alta tecnología para desarrollarse ante los retos de la globalización actual, pero cuentan con la lealtad y la honestidad como valores intrínsecos a la humanidad, también es un grito al universo en favor del amor a los recuerdos, a que se nos permita preservar nuestra memoria personal y nacional. Es una llave hacia la paz.
Jeanette es un ejemplo vivo de una mediadora de encuentros entre las razas del mundo ya que ha sido gestora cultural de muchos de ellos y ha puesto a nuestra nación, México, en altos grados de reconocimiento internacional con la paz como bandera. Ella hace brillar la poesía.
JEANETTE TIBURCIO MÁRQUEZ Y LA POESÍA DE LA ENTREGA INFINITA
Por: Carlos H. Garrido Chalén (*)
María Dolores Cano Menéndez, escribió desde Barcelona, que «en una época laica, como la nuestra, en la que entre comillas «Dios ha muerto», especialmente entre los ateos que cada día creen más en Él y los creyentes amorfos, que se demoran en defenderlo, como lo afirmo yo, algunos siguen anhelando la existencia de un Dios garante de la inmortalidad de la conciencia humana, como lo fue ese brillante intelectual novelista, ensayista, filósofo, dramaturgo, articulista y poeta, Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864–Salamanca, 1936), que necesitaba crear la fe en Dios y creer en Él, como los filósofos irracionalistas Shopenhauer y Kierkegaard»
Para Cano Menéndez, «El tema de la existencia humana es el eje sobre el que gira la extensa obra de Unamuno, la lucha entre Vida (ser) y Razón (nada), entre la ciencia, que mata, y la fe, que impulsa a vivir, como la que tuvo don Quijote en la tarea de deshacer entuertos por amor a Dulcinea». Para ella, la gran personalidad de Bilbao afirmaba que, «sin un Dios garante de inmortalidad, los humanos no somos sino ficciones, sombras, nubes que pasan» y que esa acústica que dio a su obra un extraño sentido, se confirma cuando en su poema «A mi buitre’, expresa su preocupación existencial al identificarse con Prometeo, símbolo del progreso, el titán que aspira a convertir a los hombres en dioses y que, como castigo, fue atado en una montaña soportando el tormento de un buitre (el pensamiento) que le roía las entrañas y le martirizaba». O cuando el poeta recrimina al Dios del Silencio: «¡Que te vea Señor y morir luego! (…) Dinos: «yo soy» para que en pazo muramos, no en soledad terrible, sino en tus brazos! (…) ¡Sácanos de la duda que mata el alma! Yo te llamé, grité, lloré afligido, te di mil voces; sólo al morir sabré si Tú eres o dormiré en tu tumba».
En su obra «Quién arrojó mi corazón al fuego», la laureada poeta, académica, ideóloga, maestra y arquitecta mexicana, Jeanette Tiburcio Márquez, no tiene el hábito ecuménico fatal de ese Prometeo irredento plasmado por Unamuno en sus abismos, ni ha demarcado una poesía que inventa a Dios para formatearse en sus reductos. En sus maneras, siendo todo lo que es, hace de la palabra un hábitat para sus propios caminos, dentro de ese multi ir y venir que ha sabido caminar para homenajear al Creador del multiverso.
Es ella y la palabra, demarcando sin falsas jactancias todos los aconteceres que recrean su estilo generoso, del que emana como el agua viva de un cántaro dimensional, esa totalidad doctrinal, que junto a las expectativas de su voluntad creadora, han logrado consolidar esa hegemonía ventral y cardiaca, instintiva y plural, que sacude los cimientos de su literatura.
Jeanette Tiburcio Márquez, Presidente de la Federación Global de Liderazgo y Alta Inteligencia y de la UNAccc Latinoamericana y la Academia Mundial de Literatura, Historia, Arte y Cultura , ha hecho de la poesía un territorio para los que aman y creen en la vida. En «Quién arrojó mi corazón al fuego» se delata, y es la palabra, su palabra sentida grabada en la elocuencia sacrosanta de todas sus estancias, que ella misma se arriesga y se solaza, mostrándonos los contornos de su alma empeñada en esa búsqueda que anima como signo reproductor, a los genios y los conquistadores.
En esa totalidad vertical y horizontal, descubierta en la aquiescencia de su virtud de líder, pero también en el simbolismo de su humildad que le presta sus bullas y silencios a sus hipotenusas de matemática, que ella suele adueñarse de todo lo que toca y lo que pisa, para darnos a los lectores, esa ratificación para que, confiados en su generosidad de creadora, bajo el equilibrio de ese ADN que viene de Dios, seamos espiritualmente recompensados.
Y allí donde las tinieblas atolondran al ser humano, la esencia de su poesía nos aporta la parte de luz que proviene del amor incondicional de Dios, para definirnos. Es en esa proclividad que su poesía se hace didáctica y pedagógica, para entregarnos en el realismo y surrealismo de su antropología genial, esa parte de Cielo que necesitábamos para creer en la vida.
(*) Académico de la Real Academia de Córdoba, España
Sangre de Malinche
Poesía dedicada a la Maestra G. Hortensia Rosas Pineda autora de Códice Malinche ya la Dra. Concepción Quiróz Téllez, Secretaria Ejecutiva de la Academia de Letras Juan Rueda Ortíz.
Malinalli, princesa veracruzana,
En tus raíces la fuerza,
Desde tu padre el poder
La ciencia de las estrellas,
la gobernanza ejemplar por su gran envergadura.
Más en tu madre la ira
Debilidad y lujuria,
Traición del vientre tortuoso
que te vistió de repudio y maldición.
Malín, pequeña, Malinali Tenepoalti
Tu padre ha muerto, sacrificio de obsidiana,
Tu amigo, tu guía, tu protector.
De la vida se arrebata,
Y tu autora, te salpica de vergüenza,
Al venderte te esclavizan,
Flor pisada, niña usada,
Mero juguete carnal.
Se ha manchado tu linaje,
Te convertiste en lisonja,
Te transforman, flor jazmín,
Ahora eres hierba torcida,
Inocencia y juventud, pequeño jade,
Eclipsadas por auténtico dolor
que te impuso un manto eterno.
Silencio de reflexión,
También el oro se astilla,
También el jade se rompe
El plumaje de quetzal también pierde sus colores.
Y hasta tu madre, te lanza a las fauces del jaguar.
Malinalli, niña madre,
Regalo de conquista,
Esclavizada, agredida, repudiada
Te arrebatan a tu hijo,
Lo hacen cruzar otras yeguas
Y luego lo harán volver,
Más desconoce tu vientre.
«El águila rapaz, devoradora de la flor del cacto.»
Niña Madre, llevas el peso de la historia.
Desde tu fragilidad, sólo una mujer, y más que una mujer
Sólo una niña, y más que una niña…
Malín, Malina, Malinalli, Malintzin, Malinche, Marina…
Por ibéricos bautizados,
Parada y Destino de magnolia y chocolate.
Buscadora de justicia, mujer de fe
Transformada con la llave espiritual.
Malinalli, tu inteligencia y belleza.
No se pueden cuestionar,
Bordadora de la nueva historia,
Los idiomas los lograste capturar,
De princesa a esclava,
De esclava a souvenir,
De Mercancía a traductora,
De traductora a regidora,
Y de regir a la virreina.
Conquistada, conquistaste al que fue amo de amos,
Jefe de mágicas bestias y bravos soldados,
Tus treinta años de vida han sido por siglos juzgados
Con firme severidad.
Cuidemos de hacer más juicios.
Reivindicación a tu nombre
Princesa Sierva.
¿La peor de todas? ¿O la primera de muchas?
Nueva historia: De lucha, arrebato, indulto y
reivindicación.
Sangre de Malinche, sangre de perdón,
Calzaste de oro a tu madre, a tu hermano
Que yugo y esclavitud en ti dictaron,
En un abrazo de integridad, nos mostraste
Cómo se ha juzgado con dureza, a una mujer
que no juzgó,
Más su vida dedicada,
A la búsqueda gallarda de una nueva patria
De libertad y perdón.
GIPHY App Key not set. Please check settings